Su diseño es la definición gráfica perfecta de lo que entendemos por deportividad. El Magnum MK5, que para algunos tiene nombre de munición para revólver y para otros de helado, es una bestia que ha visto la luz para competir en circuitos haciendo gala de una exclusividad que no solemos encontrar en modelos similares.
Una de sus principales virtudes es lo poco que pesa. Tan solo 545 kilogramos y unas dimensiones (3,91 metros de longitud, 1,88 metros de anchura y 1,07 metros de altura) que le permiten presumir de una aerodinámica privilegiada. Todo ello combinado con un motor situado en posición central que es capaz de entregar 253 CV a las 11.000 RPM siguiendo las órdenes de una caja de cambios secuencial de seis velocidades.
Prestaciones de lujo
Con todo eso es normal que pueda acelerar de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos hasta alcanzar una velocidad máxima de 240 km/h. Como es lógico, los detalles deportivos también se aprecian en otros aspectos que no tienen mucho que ver con las prestaciones. Me refiero a sus llantas de 18 pulgadas que van montadas en unos neumáticos de 225/40 R18 y 265/35 R18 (delante y detrás). La suspensión es ajustable y el sistema de frenado está a la altura gracias a la utilización de discos ventilados.
Si nos sentamos en uno de sus dos asientos, que por cierto están fabricados con fibra de carbono, rápidamente nos damos cuenta de que no le faltan detalles de calidad. El volante es extraíble y está forrado en ante, dispone de cámara de visión trasera, arneses de seis puntos y hasta un display LCD para mostrar información relevante.
Precio y disponibilidad
Se fabricarán 20 unidades al año a un coste de 139.000 dólares, lo que al tipo de cambio actual se traduce en unos 100.000 euros. Si todo va bien, las primeras se entregarán a finales de 2014.