Estamos a seis meses de que se cumplan 30 años de utilitarios deportivos bajo el signo del león. Tres décadas de éxitos en mundiales de rallyes que han arrastrado una caterva global del feligreses devotos. Del Peugeot 205 GTi al flamante 208 GTi. Un vídeo épico y un repaso en fotos y palabras a una dinastía que ha tenido sus claroscuros, sus altos y bajos.
Pura sangre, el primer genoma
El Peugeot 205 inició su andadura en el 1983, aunque el embrión del concepto está en 1978, cuando Peugeot compra Simca/Talbot por su experiencia en fabricar coches pequeños.
Como yo cuento los años según la fecha de publicación de los discos de Depeche Mode, en mi mente lo tengo muy bien ubicado: el urbanita francés convulsionó los mercados europeos, asiáticos y sudamericanos en los tiempos del «Construction Time Again» (es un dato estúpido, lo sé). Los primeros motores de las primeras series vendidas en España se fabricaban en Madrid, en la antigua factoría Simca-Talbot de Villaverde.
Al año siguiente, en 1984, Peugeot Talbot Sport lo carrozó y mejoró en prestaciones, montando un 1.6 litros atmosférico con 105 CV, motor que estrenaban entonces los Citroën BX. La versión de calle recibió por primera vez la nomenclatura de 205 GTi. Pero se configuró una versión superpotenciada con más de 400 CV para los rallyes. Los victorias de pilotos como Timo Salonen o Ari Vatanen animaron a la empresa en 1986 a reestructurar el 205 GTi tal y como haría leyenda hasta 1993. Con 875 kilos de peso, latía con un 1.9 de aspiración y 8 válvulas, dando hasta 130 CV. Demasiado ligero y demasiado rápido: demasiado tentador para algunos conductores.
El 205, se contemple la versión que se contemple, es hasta la fecha el segundo coche de Peugeot más vendido de la historia. ¿Quién lo superó? Pues la generación siguiente, el 206.
Más ventas, más público, menos pedigrí
En 1998, el 206 seguía siendo como el caballo de Atila en los mundiales de rally. En las gamas para concesionarios, ningún otro Peugeot se ha fabricado durante tanto tiempo. Pensemos que hasta el año pasado aún se montaba en Argentina y se vendía aquí con el nombre de 206+, como utilitario lowcost. Además, fue el primero en derivarse a cabrio con capota dura retráctil. Mejor no le pudo ir a Peugeot.
La adaptación deportiva sólo se llamó GTi en el Reino Unido. En el resto de mercados se le conoció como 206 RC. Aún siendo hereditario del 205 GTi y del 206 WRC, en la pérdida del apellido se perdió un eslabón de la cadena. Menos ventas para un auténtico sprinter de 177 CV a base de un abultado propulsor de 2.000 cc. Aunque éste ya incorporaba la ilustre mecánica de las 16 válvulas y un sistema de distribución variable. Una mala gestión de marketing le llevó a extinguirse en sólo tres años, del 2003 al 2006.
También lo lastraron con gadgets que lo acercaban a gustos más señoriales, así que su peso subió 200 kilos más que su predecesor, parando la báscula en 1.100 kilos.
Perdiendo el norte
El paso del 206 al 207 derivó en la práctica desaparición de la estirpe real. En parte porque el coche simplemente era una readaptación del chasis del 206.
Los cambios en el Mundial de Rally y la decisión de dejar sólo a Citroën con Sebastian Loeb como apuesta de PSA, evaporaron cualquier huella que hubiera dejado Peugeot en esta disciplina. Años también de inicio de una contracción económica y de una necesidad de vender coches más convencionales para cerrar números en positivo. De modo que únicamente en Argentina se avistaron unos pocos 207 GTi, y en Europa otros escasos 207 RC, montando el motor desarrollado junto a BMW para sus MINI, el 1.600 THP, con turbo y subido de los 155 CV hasta los 175 CV.
Por ende, el 207 GTi o RC, aún era más pesado que el 206, alcanzando la obesidad mórbida de 1.275 kilos. En aceleración las cifras eran muy buenas, pero en conducción los más inveterados probadores lo calificaron de “torpe”. Peugeot había tirado la toalla con la cuna deportiva, pero también con la comercial. El 207 apenas se fabricó seis años, cifra ridícula si la comparamos con el 205 y el 206.
A la búsqueda del tiempo perdido
Año 2012. Plena depresión automovilística. Coches baratos, bonitos y menos sedientos. El 208, siempre en mi opinión, recupera el espíritu de la carrocería atractiva que poseía el 205. Y la firma francesa ejecuta una muy bien orquestada paradoja: en el peor de los momentos, fabrica el mejor de los coches. Y vuelve a la carga con la competición arrasando en Pikes Peak con Loeb.
Para leer sobre el 208 GTi ya tienes algún que otro artículo en Motor a Fondo, inclusive su precio de lanzamiento del mes de abril. Ahora ya hay quien negocia a la baja con este importe que, de nuevo bajo mi punto de vista, al principio era un punto caro en comparación con otros aspirantes a utilitario deportivo vencedor.
Otra vez el motor es el 1.600 THP, pero es el mismo que utiliza el biplaza RCZ, de modo que disponemos de 200 CV. Lo han vuelto a adelgazar casi cien kilos, y quien lo ha conducido dice que vuelve a sentir al 205 en los pies y en las manos. Espero que os guste el vídeo.