Lo que para algunos es una carrera protagonizada por descerebrados que conducen superdeportivos, para otros es una oportunidad única de ver cochazos circulando por su ciudad. Es el caso de unos niños (y no tan niños) polacos que alucinaron cuando vieron llegar un Ferrari FF y un Audi R8 en representación de la comitiva de la Gumball 3000.
El conductor del FF se dio un baño de masas junto a su acompañante, bajando del coche para saludar a todos los niños como si fuera Leo Messi o Brad Pitt. Por suerte, el del Audi R8 fue más modesto, aunque también es verdad que no le hicieron tanto caso. El nombre de Audi no suena tan bien como el de Ferrari y eso se nota. Ni siquiera sus motores suenan igual.