Nissan Resonance Concept, fotos y vídeo del próximo Murano


Despampanante y vestido de naranja Flare, lo suyo es llamar la atención. Nissan se ha llevado a Detroit un concienzudo estudio que puede marcar las pautas del siguiente Murano, que lleva tres restylings encima y se le ha hecho hasta una excéntrica versión descapotable, pero que aún no conoce realmente una segunda generación. Con el Qashqai y el Juke tan fresquitos, ahora le llega el turno a los que apuntan más alto, pues estamos hablando de un modelo que oscila entre los 40.000 y los 50.000 euros.

El departamento de prensa en Estados Unidos, dice que estamos en la cresta de la innovación visual, y desde allí han diseñado el Resonance. Concretamente en el centro Nissan Design America, que está en San Diego, en el Estado de California. Las premisas eran look aerodinámico, dieta severa para perder peso y ganar en seguridad de conducción y protección.

Hay mucho cristal por todo el vehículo, el parabrisas inclinado se funde con un techo panorámico. Como obviamente yo no he estado dentro del Resonance, me tengo que fiar de lo que dice Nissan: “la sensación es que el techo flota sobre ti y que tienes mucho más espacio y luz.”

Si lo viera Marinetti

El Futurismo vuelve con fuerza a la automoción, lo estamos palpando en todos los fabricantes. Escritores y pintores futuristas que se acogieron al manifiesto artístico de Marinetti en 1909 deben estar dando saltos de alegría en sus tumbas al ver el interior del Resonance. Sus calaveras sonríen porque es absolutamente marciano. La consola central también parece que flote, y muchas de las funciones de su centro de Infotainment se representan en hologramas y displays proyectados sobre los cristales.

El Murano aterrizó en España en 2005. Lo recuerdo, fue toda una revelación. Hasta la fecha, todoterrenos, SUV o crossovers, tuvieran el nombre que tuvieran, tenían un diseño vetusto, enfocado al uso, no al deleite visual. El Murano cambió esa tendencia y la gente lo compraba precisamente por su aspecto.

Pero ha llegado a su fin de ciclo, no sirve un motor de gasolina con 256 CV y un cambio de variador continuo. Es un tragasangre y una bolsa de CO2 con ruedas. Tampoco vale con un diesel heredado del Navara. El Resonance se pone al día apostando por la hibridación. Un sistema de propulsor 2.5 litros de cuatro sencillos cilindros unido a una combinación de motor eléctrico más un generador. Para bajar el peso, la batería tiene un diseño que hasta hora no se había testado: es de ion-litio, pero laminada y compacta, con un control de carga inteligente.

Volvamos a los años veinte: si lo vieran los Futuristas no cabrían en su gozo.

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