Éste puede resultar un artículo incómodo. Es fantástico todo lo que estamos viendo en el Salón de Detroit; prohombres y chicas preciosas, coches de lujo, flashes y alfombras rojas. Lo que nadie nos muestra es la vergüenza que aguarda fuera de las paredes del salón. Hoy a las 21.50 horas, la televisión autonómica de Cataluña, TV3, emite el documental que hizo el cineasta Julian Temple para la BBC: Requiem for Detroit. Fue en el 2010, justo un año después del desmoronamiento de General Motors.
Detroit, que era la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos, la llamada “Motor City”,se convirtió en un cementerio apocalíptico que deja en ridículo las escenas de «Soy Leyenda» o «Walking Dead». Un huracán que desmanteló el sueño americano en cuestión de meses. Es la cara oculta y la realidad que no enseñan las cámaras.
En el momento de la realización del documental, el 48% de los niños de Detroit vivían por debajo del umbral de la pobreza. Sólo en el año 2009 se cerraron 29 escuelas. La naturaleza se ha apoderado del centro de la ciudad, arrancando asfalto y vigas. El 47% de los adultos son analfabetos funcionales y en la calle Albany se vende una casa de tres dormitorios por un dólar.
Ley y cuerpos policiales han desaparecido, lo mismo que sus prosaicos centros comerciales. Al mismo tiempo, los deshaucios forzaron un éxodo en masa de la clase media hacia otros estados y ciudades ¿No os recuerda a nada este panorama? Aunque en este caso nadie rescató a Detroit ni a sus bancos ni a sus empresas.
Los grandes barones de la industria automotriz crearon un sistema prácticamente de apartheid en los suburbios donde arrinconaron a los trabajadores afroamericanos. Son los que quedan hoy, la gente sin recursos. Suponen el 81% de la población actual de Detroit. A estos no les dan pases de invitaciones para visitar el Salón.
¿Una mirada al futuro de la Europa mediterránea?
Las calles no tienen iluminación y la ciudad ya dejó de ser aquel coloso, adalid de la industrialización y la civilización occidental. La única esperanza para ellos son la reconversión de un sistema capitalista en una economía basada de nuevo en la agricultura y el intercambio. Mirad bien el documental, es como un flash hacia el futuro de la Europa Mediterránea. La diferencia entre Detroit o España es que ellos dependían únicamente de la automoción, y nosotros de la construcción.
Es un documental para recapacitar, no para hundirse más en la depresión que nos llueve desde los noticiarios y periódicos. Es un testimonio de que toda lucha es posible y que podemos cambiar, porque la economía no cuenta con la única cosa que es real: el factor humano.
Debido a los derechos que la televisión autonómica catalana tiene adquiridos con la BBC, el documental estará online en su web sólo durante un breve período, en la sección TV3alacarta. Pero los que no quieran verlo en catalán y sean un poco avispados, pueden remover las entrañas de Google y lo encontrarán, aunque sólo en inglés.
Es lo mismo que sucederá cuando se celebre el Mundial de Brasil 2014 y los Juegos Olímpicos de Río 2016. Todo parecerá muy guay, habrá fuegos artificiales por doquier y cualquiera querrá nacionalizarse brasileño. Sin embargo, detrás de todo eso habrá mucha gente muriéndose de hambre en sus favelas.
Y lo mismo con el GP de Bahrein en la Formula 1. Un país en plena revuelta y guerra civil. El ejército acordonó todos los núcleos urbanos durante el fin de semana y puso artillería en las calles. Todo para que no entrara ni saliera nadie de sus casas y pudiera celebrarse la carrera entre jeques, actores y modelos famosos. Es el mundo que hemos heredado.
Los pilotos tenían que haberse negado todos juntos y en bloque a no correr allí.