Volkswagen va dándole vida al nuevo Beetle poco a poco. Ahora recién incorpora al motor 1.4 TSI la caja de cambios de DSG de siete velocidades. Es la DSG buena, para entendernos, la que trabaja en seco y sin lubricación por aceite, de manera que es la más eficiente y la que mejor optimiza la gasolina.
El anterior Beetle tal vez no encajara mucho con este tipo de soluciones que están pensadas para el dinamismo y la conducción más alegre, pero en su segunda generación el Beetle ha dejado de ser un tanto andrógino y ha adquirido un lenguaje visual bastante más contundente, sin que podamos llegar a emplear la palabra “agresivo”.
Históricamente es el icono de la marca, está en el trono de los coches inolvidables, eso sin género de dudas. Pero en su reencarnación no pareció impactar tanto como lo hizo, por ejemplo, el Mini o el Fiat 500. A pesar de todo, Volkswagen no tira la toalla con esta segunda generación y quieren que sea potente, eficiente y práctico. Y que vuelva a reinar como el coche “todo en uno”.
En este sentido, la carrocería es más espaciosa y cómoda que la anterior, y el TSI 160 CV DSG añade más comodidad para el conductor, además de eficiencia en la conducción: el DSG le permite sacar al motor una velocidad punta de 207 km/h, acelerar de 0 a 100 en 8,3 segundos y consumir 6,2 litros a los 100 kilómetros en ciclo combinado emitiendo 143 gramos de CO2. Cifras muy optimistas, pero ya se sabe que con los datos de los fabricantes no se llega muy lejos.
Sobre el papel todo está muy bien, y el coche es mucho más bonito que el anterior, pero tratándose de Volkswagen ya sabemos dónde está el inconveniente: la versión Design cuesta 26.740€ y la Sport 26.970€. Si lo que quieres es un compacto de Volkswagen, con el Golf te sale por menos, aunque sea un coche caro. Y con la coyuntura económica a la que nos enfrentamos, me temo que lo de volver a ser “un icono” con estos precios… Va a ser que no.