Fue el 13 de julio en Santiago de Compostela. Los propietarios son un matrimonio que vive en la Coruña y que acudieron al concesionario Noyamotor para recoger el coche. El Volt es un espejo del perfil de la feliz pareja: apasionados del medioambiente, con su huerto y su invernadero, y amantes de la medicina natural. Han apostado fuerte: son algo más de 39.000 euros, pero es un coche a su medida.
El gemelo del Opel Ampera, de hecho, es un coche a la medida de casi todos. Un coche potente, con 151 CV, y con un consumo de gasolina sin precedentes. Estudios independientes han demostrado que el Volt puede cubrir las necesidades diarias del 80% de los conductores europeos, gracias a su capacidad para recorrer entre 40 y 80 kilómetros usando la electricidad de la batería y sin emisiones de CO₂. El Volt no hace concesiones en materia de seguridad: ha recibido la máxima puntuación de cinco estrellas EuroNCAP.
Cuando las pilas de los dos motores eléctricos que lleva flaquean, se pone en marcha un pequeño 1.4 de gasolina que hace de generador para irlas recargando, y con un depósito de gasolina la autonomía alcanza los 500 km. Con datos así, los viajes largos no son problema. Por supuesto, el coche puede cargarse con un enchufe normal y corriente. De modo que técnicamente no es un híbrido, sino un eléctrico que no tiene limitación de autonomía.
Un dato a tener en cuenta
Si sumamos todos los propietarios del Volt distribuidos por el mundo y desde que salió a la venta, en conjunto han ahorrado el combustible que transporta un superpetrolero. Han recorrido 65 millones de kilómetros entre todos, utilizando únicamente electricidad. En un cálculo rápido, esto supone un ahorro de 9,5 millones de litros de gasolina, unos 6,5 millones de euros en repostajes.
El problema, como siempre, ya no viene de los coches, sino de qué manera obtenemos la electricidad. Hoy por hoy, la mayoría de las plantas generadoras de luz se abastecen de hidrocarburos, así que los superpetroleros siguen llegando cada vez que enchufamos el Volt al garaje de casa. La dependencia del petróleo para generar energía eléctrica es el auténtico desafío.