Con el precio del combustible escalando y las normas anticontaminación poniendo cercos cada vez más estrechos, todo el mundo se ha tenido que aplicar al cuento y tirar del downsizing para mantener unas prestaciones dignas y rebajar consumo y emisiones. Los que lo tienen más duro son los fabricantes de superdeportivos, pero tampoco se van a escapar. Aston Martin vive de motores con ocho y con doce cilindros y, por mal que nos pese a todos, eso ya suena a la era de las cavernas. Se avecinan cambios drásticos y esto lo ha explicado el propio CEO de la casa, Ulrich Bez.
Las últimas evoluciones de los motores de Aston Martin han bajado sus emisiones un 25% pero eso no va ser suficiente. Últimamente, la casa no deja de darnos sorpresas gratas con modelos que se encuentran en desarrollo y otros que han sido presentados para este año.
Pero la procesión va por dentro. Lo que no se ve en el escaparate es que los ingenieros están haciendo horas extras para empezar las reformas severas a partir del año que viene. Ya lo han avisado, los motores van a tener que ponerse al día.
¿Un Ecoboost dentro de un Aston?
El problema lo puede deducir cualquier fanático de la marca. Si empleas cilindradas domésticas ¿Cómo mantienes un carácter especial y exclusivo? Porque como te pases de la raya te quedas sin clientes. Hay que hacer los deberes y descifrar cómo adaptarse a los nuevos tiempos. Quien no lo haga, quedará relegado al ostracismo. El reto abre la puerta a motores con cuatro o incluso con tres cilindros.
Suena descabellado, pero hay que pensar que Aston Martin es propiedad de Prodrive, que a su vez es una filial de Ford. Podría ser que los británicos tuvieran que partir de la tecnología Ecoboost de Ford y desarrollarla para que encaje en su filosofía. Es un futuro que puede asustar a los más talibanes de la marca, pero también es cierto que el desafío es excitante y que puede traernos muchas sorpresas y giros inesperados que sacudan los cimientos de la automoción.