La Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam) se ha echado a temblar ante el anuncio del gobierno de una muy próxima subida del IVA. Dicen que va a dinamitar del todo un sector del automóvil en plena caída libre. Sea como sea, España, junto con Chipre y Malta tienen el IVA más bajo de Europa. Mientras que aquí la carga del impuesto es del 18%, en Hungría sube hasta un 27%.
La decisión de incrementarlo al 21% que quiere el gobierno va a afectar seguro a las ventas de coches. El presidente de la Ganvam, Juan Antonio Sánchez Torres, reconoce que «es lo peor que le podría pasar al sector del automóvil».
Propuestas que no van a ningún lado
Según él, la subida encarecerá el precio de los vehículos entre 450 y 650 euros. Por no hablar de que las reparaciones y servicios postventa también serán más caros. En la Ganvam reclaman varias cosas, entre ellas el regreso de las ayudas públicas para la compra y financiación de coches nuevos. Con el planteamiento de recortes presupuestarios que se nos viene encima hasta el 2014, todos sabemos que eso no va a pasar… Así que son los grupos automovilísticos los que tienen que bajarse del burro y vender sus coches más baratos. Ahora hay marcas que rebajan hasta 5.000 euros algunos de sus modelos.
Otra de las cosas que sugiere la Ganvam es la desaparición completa del Impuesto de Matriculación. Aquí no lo pagan los coches que emiten menos de 120 g/km de CO2 y eso ha hecho subir las ventas de dichos modelos. Además, este impuesto viene desde 1992, en los años de Felipe González, y se heredó del antiguo Impuesto de Lujo. Recordemos que esta carga impositiva puede llegar a ser hasta de un 14,75%.
Por desgracia, este gravamen es la única solución que hasta ahora ha mostrado ser eficiente en toda Europa para incentivar los coches más ecológicos. O sea, que las marcas han respondido desarrollando tecnologías más respetuosas. Eliminar un impuesto que se cobra en la mayoría de la Unión Europea y que pone un cierto coto a las emisiones me parece que tampoco es algo que vaya a suceder.
Los vendedores pueden protestar lo que quieran, pero lo cierto es que la pelota está en su campo. De ellos depende el fabricar coches mejores para todos y que sean asequibles. El que quiera un Ferrari o un M3, que pague todo lo que sea y más.