En estos momentos hay dos tipos de coches eléctricos, los puros y los de pila de combustible. Los primeros utilizan baterías químicas que se recargan con electricidad, mientras que los segundos necesitan un aporte de reactivos como hidrógeno y oxígeno atmosférico. Sea cual sea la técnica elegida, lo que nadie pone en duda es que se genera electricidad para que el coche pueda moverse.
La principal pega de los eléctricos puros es que la autonomía no suele ser la más adecuada para desplazamientos largos. Además, la recarga no es ni mucho menos tan rápida como cuando se rellena el depósito con combustible. Sin embargo, están trabajando en una minipila de combustible que podría hacer ganar autonomía en muy poco tiempo. Precisamente este sistema es el que están investigando a fondo en Volvo. La marca sueca sabe que el futuro son los eléctricos y quiere ser pionera en técnicas muy avanzadas.